Rudman, sí; Almirón y Quiñones, no
No voy a poner como ejemplo a Diego porque el tipo hacía todo bien, hasta atajar (De hecho, hay una foto muy famosa en la Revista El Grafico en un entrenamiento con el Napoli, donde el tipo baja de un angulo con las palmas de sus manos una pelota que le tiran desde afuera del area).
Puedo poner miles de ejemplos mas donde, seguramente estaremos de acuerdo en que cuando a un deportista – en este caso, un jugador de futbol – se le pide algo que no es capaz de dar, se lo expone gratuitamente a la crítica despiadada y el responsable de esa decisión termina quedando a resguardo de esa misma crítica que debió haber recibido, siempre dentro de los cánones del respeto esperables.
El último fin de semana, Boca institución vivió tres jornadas de resultados positivos plagados de matices.
El sábado, los pibes de Silvio Rudman se quedaron con la Copa Intercontinental Sub 20 tras imponerse desde la vía de los tiros desde el punto del penal ante el AZ Alkmaar de Países Bajos, habiendo merecido hacerlo durante los 90 minutos. Hubo mucho mérito en ese plantel de jóvenes leones en levantar el 0-1 y haber metido contra su arco al rival durante más de una hora de juego. Los cambios que ensayó el entrenador mejoraron al equipo (el ingreso de Lucas Vázquez por el fundido Simón Rivero le aportaron el oxígeno necesario para que el estupendo trabajo de Santiago Gauna volviera a rendir Frutos – GUARDEN ESTE NOMBRE PORQUE LO VAN A NECESITAR MAS ADELANTE. Rudman leyó este signo que mostraba el partido y solucionó todo).
El domingo, la Primera Divisi{on masculina debió recurrir al mismo recurso para lograr un resultado positivo que, en el balance, no deja de ser negativo: de estar 2-0 arriba, terminó 2-2 con… ¡¡¡ALMAGRO!!! (Con todo respeto al Tricolor, que estáa pugnando por no descender a la B Metro). Si miramos detenidamente el partido, Boca nunca terminó de redondear una superioridad lógica por la dieferencia de categorías. En el primer tiempo, el equipo de Fernando Ruiz tuvo la misma cantidad de llegadas que Boca, con un dato a su favor: el medio campo fue SIEMPRE posesión del rival de Boca CON Y SIN LA PELOTA. Entonces, cuando uno ve esto, lo primero que piensa es: ¿DONDE ESTAN POL Y EL EQUI? Es una pregunta de perogrullo que surge visceralmente. Pero cuando baja la adrenalina, debemos preguntar: ¿POR QUE POL Y EL EQUI? En todo caso, Campuzano. Y, en última instancia, Rolón.
A ver, analicemos caracteristicas: Guillermo Matías es un jugador de muy buen pie, que cuando pisa el área, lastima mucho – algo que le venimos reclamando hace mucho – pero que no tiene una verdadera vocación de obstrucci´n de juego rival. Lo mismo pasa con Ezequiel, el otro Fernández de Boca. Cuando había que realizar cambios, se optó por jugadores de posesión de pelota, en lugar de alguien que tapara el hueco del sectror vacío entre el círculo central y la media luna de Romero. Por all{i vinieron los dos goles del equipo de José Ingenieros.
Algo parecido ocurrió en el partido de ayer entre Boca y Ferro en el Complejo Pompilio. Florencia Quiñones colocó el clásico medio campo compuesto por Huber, Preininger y Flores, detras de las tres delanteras que no lo eran tanto (la única DELANTERA – DELANTERA fue Amancay Urbani. Agustina Arias, que intentó jugar de Ojeda, no es centro atacante y Celeste Dos Santos no es puntera izquierda, pero la rompe igual). Por momentos, la presión de las volantes de Ferro marcó una grieta irrecuperable entre el fondo y el medio de Boca, lo que evidenciaba que Preininger sola no era suficiente para la marca que no sienten ni Huber ni Flores. En ese caso, se impon{ia el ingreso de Mariana Gaitán, que tiene otro despliegue físco y podía dar una mano. Pero la entrenadora no leyó ese punto y Boca estuvo muchas veces en riesgro de perder dos puntos y quedar segundo de Racing.
Es llamativo como los entrenadores, en pos de sus propias conviccoines de manera intransigente, prefieren morir con las botas puestas en lugar de urgar en su ingenio para un cambio mas beneficioso.
Cambiar no es aflojar; es intentar mejorar. Ni Almirón ni Quiñones eligieron ese camino. Rudman, sí.