River, otra vez

A los dos partidos ya programados con el eterno rival, se suma este nuevo compromiso por los cuatos de final de la Copa de la Liga Profesional. Cómo llega cada uno; qué consecuencias dejará el resultado.

“River y Boca se enfrentan. Buenos Aires, ciudad de dos riberas, tiene dos camisetas. El Riachuelo y el Plata podrán mezclar sus aguas, allí cerca. Pero River y Boca no se mezclan”, reza el poema del maestro Héctor Negro. Y, claro, mucho menos en estos tiempos de muchas urgencias de éxito y poca tolerancia al fracaso.

Uno, primero; el otro, cuarto; sólo dos puntos de diferencia

Es necesario, en este escenario tan complejo, empezar a analizar esos antecedentes que, como siempre, quedarán en mera anédcdota en el mismo instante en Yael Falcón Pérez haga sonar su silbato: River terminó primero en la Zona A, con 27 puntos; marcó 26 goles – el equipo más goleador – y le marcaron 10 – la segunda valla menos vencida de la fase regular -. Los 27 de River son 2 mas de los 25 que sacó Boca en la Zona B, que le permitieron entrar en el 4to lugar. Claro, en esa zona, el mejor fue Godoy Cruz, que terminó primero, con 29 puntos. Boca convirtió 20 goles y le marcaron 12: metió la pelota en el arco rival 6 veces menos que River, pero recibió sólo dos goles más que el rival del próximo domingo.

¿Juegan bien River y Boca? La respuesta rápida es SÍ. ¿Quien de los dos juega mejor? Bueno, ahí habrá que reflexionar bastante al respecto.

River pega mucho y se deja pegar

¿Qué los diferencia? River es más vertiginoso en ataque y tiene más sorpresa: las variantes que ofrecieron Palavecino, Barco y Lanzini – con Villagra como sostén de marca – en el medio campo y la presencia de Facundo Colidio en expresión explosiva fueron el fundamento que le permitió al conjunto millonario dar vuelta con creces el partido contra Instituto. El déficit del equipo de Martín Demichelis es en la faz defensiva, donde todavia no logra consolidar una solidez que, de lograrla, haría de River un equipo imbatible. Por lo tanto, River es Sugar Ray Leonard: pega bien, fuerte y rápido, pero tiene mandíbula de cristal.

A Boca le pegan poco y le cuesta pegar

Por su parte, Boca es el complemento conceptual a esa idea expresada sobre la estructura del equipo de Núñez: con la llegada de Cristian Lema – que ha decrecido en su rendimiento – Boca solucionó los problemas defensivos que denunciaba en las gestiones de Ibarra y Almirón. Diego Martínez entendió que no se puede marcar hacia atrás y que, para hacerlo hacia adelante, no se puede prescinidir de la presencia del volante central entre los zagueros. Desde esa idea bien implementada, el Xeneize edificó la solidez defensiva exhibida en la fase de grupos. ¿Qué le falta? Sorpresa. Carece de velocidad en ataque, salvo que los que encabecen la escalada sean Kevin Zenón y Lautaro Blanco por izquierda, algo que le ha dado grandes dividendos a Boca – el gol de Medina en el Monumental es acaba expresión -. Le cuesta más por la derecha, con Advíncula arrancando de atrás, sin demasiados socios por su andarivel – salvo que juegue Saralegui, el hombre con el que mejor se entiende el lateral peruano -.

¿Esto alcanza para enlazar con los delanteros? Definitivamente no. En ese plano, Boca depende de lo que hagan Medina por derecha y Zenon por izquierda. Y la presicion va decreciendo a medida que se acercan al área rival. Entonces, Boca es Locche: no se deja pegar, pero le cuesta mucho pegar con eficacia.

Resultado con consecuencias

¿Cuál de los dos saldrá más mejor parado, en caso de ganar? Diego Martínez, claramente. Boca lleva más de un año y medio sin ganarle a River. La última victoria fue el 11 de septiembre del 2022, por 1 a 0 con gol de Darío Benedetto, en La Bombonera. Si logra que Boca venza a River durante los 90 ,minutos, habrá terminado con una racha negativa, despues de 2 derrotas – ambas, en 2023 y en los dos estadios (1-0 en Núñez y 2-0 en La Boca, con el equipo de Almirón presentando un equipo alternativo por la disputa de la Libertadores) – y un empate – en el último partido, en Núñez, por los goles de Solari y Medina – y provocará que las hasta ahora recelosas miradas que recibe de todas partes Martín Demichelis se transformen en torbas expresiones de reprobación.

Por el contrario, si el ganador es River, Demichelis sólo habrá logrado alargar en uno más una pequeña racha de partidos sin derrotas ante el eterno rival y Martínez habrá terminado antes de tiempo un semestre que pudo haber quedado trunco en el partido ante Godoy Cruz. Por supuesto, habrá generado una deuda con el hincha que podrá ser pagada con la obtencion de alguno de los torneos que quedan: Liga Profesional y Copas Argentina y Sudamericana, que le darán la llave de regreso al máximo sueño, La Copa Libertadores de América.

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