Esperado desahogo

Con un rendimiento de menor a mayor, Boca le ganó por 1 a 0 a Cruzeiro de Belo Horizonte en la ida de Octavos de Final. Cavani marcó un golazo por la factura del mismo y por la jugada previa entre Medina y Zenon, que cedió al goleador uruguayo para la única conquista del partido. En una semana, la revancha.

BOCA cumplió la primera parte de su cometido: ganar en casa. Se impuso 1-0 en la ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana ante Cruzeiro gracias a un gran gol de Edinson Cavaniy así accedió a un trabajoso triunfo que de todos modos mereció.

Durante el primer tiempo no hubo situaciones de gol para ninguno de los dos. Los brasileños, de buen manejo, llegaban bien hasta las inmediaciones del área y allí todo se diluía. Del lado de Boca, fue difícil la generación de juego.

Con Kevin Zenón por debajo de su nivel y extrañando a Equi Fernández que ya no está, las posibilidades Xeneizes se redujeron a la llegada por los laterales de Luis Advíncula y Lautaro Blanco, este último con filosos centros que no encontraron receptores, más allá de la laboriosidad de Miguel Merentiel y Cavani.

Lo más peligroso para el local fue casi al final de la etapa con un encuentro entre Zenón y Merentiel que llegó hasta el área chica pero no remató sino que dio el pase atrás que nadie conectó.

En la segunda mitad se replegó un poco más el cuadro brasileño y Boca se hizo dueño de campo y pelota, pero siguió sin poder crear opciones propicias. No obstante, el ingreso de Agustín Martegani le dio frescura a Boca y todo dio sus frutos tras una jugada cuyo broche de oro fue un magistral pase filtrado de Zenón para Cavani que definió cruzado de derecha, con gran categoría para establecer el 1-0 a los 20′.

A los 29′ lo tuvo de nuevo Cavani cuando la agarró mordida y su tiro cruzado reventó el palo derecho del arco de Cruzeiro. El remate posterior de Zenón fue muy bien contenido por el arquero Casio.

Caio Jorge y Lautaro Díaz tuvieron dos para Cruzeiro en un momento de zozobra Azul y Oro que rápidamente tomó de nuevo el comando de las acciones hasta el final del juego. Si bien no pudo ampliar la ventaja, Diego Martínez se fue con una sonrisa porque si bien la serie está abierta, Boca mejoró respecto de los últimos partidos y demostró que está más vivo que nunca para hacer valer su mística en Belo Horizonte.

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