Elizabeth Villanueva: eterna vida útil

Una institución dentro de otra: Elizabeth Villanueva, de estrella a utilera, toda una vida dentro del club.

Elizabeth Villanueva camina por los pasillos del predio de Casa Amarilla con la misma pasión con la que hace 25 años corría detrás de una pelota en La Candela. La camiseta cambió de forma, el rol se transformó, pero su esencia de gladiadora del fútbol femenino de Boca sigue intacta. Hoy, a sus 50, es una de las utileras del equipo que ayudó a fundar con goles, sacrificio y amor incondicional. “Nunca se deja de ser gladiadora”, dice, con orgullo y convicción.

Elizabeth Villanueva, gladiadora de la primera hora.

Nació en Zárate y llegó a Boca en 1991. Al año siguiente ya levantaba su primera copa. De ahí en más, una carrera imparable: 17 títulos, más de 100 goles y 15 años invicta con el Xeneize. Inigualable. Fue parte del primer Mundial que disputó la Selección Argentina femenina, de la primera Copa Libertadores del Xeneize y jugó en diferentes lugares del mundo gracias al fútbol. Sin redes sociales, sin televisación, sin contratos. Solo con talento y corazón.

“Yo no tuve la posibilidad que tienen ahora las chicas: ropa a medida, micros, comedor. Antes nos daban un sandwichito y éramos felices”, recuerda.. Hoy trabaja con las categorías Sub 12, 14, 16, la Reserva y a veces con la Primera. Es parte fundamental del plantel. Prepara cada día camisetas, botines, pecheras, pelotas, todo con dedicación. “Como fui jugadora, sé lo que quieren. Intento que no les falte nada.”

Durante casi una década estuvo alejada del fútbol. Trabajaba en una empresa de alimentos naturales en su ciudad. Hasta que un día, sin esperarlo, llegó el llamado de Boca. “Me emocioné tanto… Lloré. Volver al club fue un shock. Entrar al vestuario otra vez, ver a las chicas entrenando, ponerme la ropa del club… Yo ya quería jugar”, cuenta entre risas. Pero hoy juega otro partido, igual de importante: el del trabajo silencioso y fundamental que sostiene el día a día de las futbolistas.

“Las chicas valoran todo. Me escuchan cuando les cuento cómo era antes. Me ven como un ejemplo y eso me emociona”, confiesa. Incluso, entre cábalas y pedidos especiales (“dejame la ropa así, que así hice un gol”), se generó un vínculo de respeto y admiración. Como en sus tiempos de delantera, Elizabeth sigue siendo clave en cada victoria.

Uno de sus momentos de gloria como futbolista fue el Mundial con la Selección, aunque también recuerda con emoción la vez que jugó en la Bombonera y dio la vuelta olímpica con Boca. Y un recuerdo imborrable: cuando llevó de la mano a Diego Maradona en una sorpresa que le organizaron sus hijas por su cumpleaños. “Lo llevé de la mano a la mitad de la cancha… ¡La tenía congelada! No lo quería soltar”, dice, riéndose.

Desde fines de 2019 está otra vez en el club en su nuevo rol y no paró. Su mirada se emociona cuando habla del crecimiento del fútbol femenino. “Ahora se profesionalizó, se emparejó. Todavía falta, pero va por buen camino. Nos merecíamos algo así”, describe. 

Fundadora de un camino que hoy es puro futuro. Ejemplo de esfuerzo, constancia y pertenencia. “Boca es todo para mí, me cambió la vida. Jugué la primera Libertadores con el club, y hoy sigo acá, trabajando en lo que amo. ¿Qué más puedo pedirle a la vida?, se pregunta la goleadora, Gladiadora, fundadora, siempre de Boca. 

Fuente: https://www.bocajuniors.com.ar/noticias/gladiadora-y-fundadora

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